Con su forma especial, cuya planta se parece a la concha de un caracol, y huecos de fachada colocados irregularmente, este edificio atrae las miradas de todos los visitantes de la ciudad estudiantil de Tartu. Se garantizó un trabajo seguro y sencillo con el encofrado autotrepante Doka para los núcleos del edificio y la fachada.